Guía adicional y prácticas

SEMANA 4

Guía adicional y prácticas

Guía Adicional

¿Te has dado cuenta de cómo hay situaciones concretas que parecen activar ciertos resortes dentro de ti? 

Por ejemplo, mientras conduces, puedes experimentar algo que te lleve al enfado o al sentimiento de injusticia o a la impaciencia. O puede ocurrir que reacciones de una determinada manera cuando estás con cierto amigo, o con tus padres, o cuando tu pareja dice una frase específica…

En esas circunstancias lo que ocurre es que se activa el Cuerpo de Dolor, es decir, despiertan las memorias asociadas a una situación similar que ocurrió en el pasado, a las que les acompaña una reacción (acción instantánea e inconsciente…), una emoción (como enfadarse o entristecerse o…) e incluso una vía concreta de pensamiento.

Las prácticas del Camino del Corazón despiertan estas memorias de dolor, sin tener que revivirlas ni experimentar situaciones parecidas, y facilitan su limpieza o liberación. Si un observador externo hubiera visto cómo era yo (y mis reacciones) hace años, a cómo experimento hoy la vida, diría que soy una persona completamente distinta. 

Es posible trascender el Cuerpo de Dolor. Es posible liberar la carga y el peso y las huellas del pasado. Aparte de las meditaciones que vamos realizando en el Camino del Corazón, tenemos otras formas de aproximarnos a esta liberación en el día a día:

  1.  Lo primero es “Darse cuenta“: reconocer que te encuentras en una situación en la que algo externo ha encendido un resorte interno, y tu Cuerpo de Dolor se ha activado. Entonces, observar, reconocer, sentir la activación del Cuerpo de Dolor, es el primer paso.
  2. Lo segundo es la aceptación: no te sientas mal, ni te fustigues por ello. Lo más común al principio es que seas consciente de la activación del Cuerpo de Dolor cuando ya has reaccionado, pero verás cómo con el tiempo serás capaz de despertar a este hecho justo antes de que suceda. Entonces, aceptar, amar tanto la situación, como la emoción que emerge en ti, como a ti mismo, es el segundo paso.
  3. Y por último, accedemos a un espacio de conciencia o Presencia desde donde podamos liberar ese dolor. En resumen: entrar en el Corazón.


Historia

En el exterior del templo de Luxor, a orillas del río Nilo, había una inscripción que decía: “El cuerpo es la casa de Dios”. Si te internabas en el templo y llegabas hasta el Santa Sanctorum (el lugar más sagrado) te encontrabas con otra inscripción: “Conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses“.

Quizá más conocida sea la inscripción que el visitante podía leer a la entrada del templo de Apolo en Delfos. Ésta decía “Gnóthi Seautón”, o lo que es lo mismo: “Conócete a ti mismo”. Pero, si llegabas al lugar donde aguardaba la sibila (una sabia entrenada desde pequeñita en revelar el mensaje de los oráculos), en el mismo templo de Apolo, te topabas con una nueva inscripción:

“Te advierto, quienquiera que fueres tú, que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses“.



Práctica

Reconocer el Cuerpo de Dolor

Como apoyo y soporte a tu camino de liberación de memorias y acontecimientos dolorosos del pasado, es de gran ayuda empezar a reconocer aquellos momentos en que estas memorias se activan y se despiertan en nosotros, es decir, en qué instantes emerge el Cuerpo de Dolor.

Puedes practicar este reconocimiento durante los próximos 7 días y compartir tus dudas y dificultades, si así lo deseas, durante las clases de soporte.

A continuación recordamos los pasos a seguir:

  1.  Advertir la activación del Cuerpo de Dolor: date cuenta o reconoce que has reaccionado ante una situación concreta. Advierte qué emociones y pensamientos han acompañado a la reacción.
  2. Acepta lo que estás sintiendo. No te juzgues: observa esa emoción y abrázala.
  3. Abre el Corazón: coloca tu atención en el espacio al centro de tu pecho y observa cómo puedes conducir a la emoción hasta ese lugar. Date la oportunidad de transformar tanto las reacciones que aparezcan, como sus emociones y pensamientos asociados.


“No es hasta que nos hemos perdido, hasta que hemos perdido el mundo, que comenzamos a encontrarnos a nosotros mismos” Henry David Thoreau

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