SEMANA 6
Guía Adicional
¿Qué tal va el compromiso con tu Camino del Corazón hasta este momento? Quizá está siendo más sencillo de lo que pensabas, o quizá más difícil. Cada persona tiene una experiencia distinta, esto es seguro. Y es que el compromiso está muy ligado al dolor que sigue grabado y almacenado en nosotros y es directamente proporcional al miedo o al rechazo que nos produce “tocar ese dolor”.
En esta semana tenemos una práctica excepcional que nos ayuda a seguir y avanzar, aunque el miedo intente atenazarnos: la práctica de “Generar Coherencia”. Ser coherente, por definición, es ser consecuente con tus propios principios. Pero también es “cohesión”.
Ser coherente consigo mismo es algo que ponemos en la balanza un millón de veces al día, con cada una de las acciones y decisiones que tomamos. En un lado colocamos nuestra creencia, principio o convicción. En el otro, el beneficio o perjuicio que nos va a reportar el “ser coherentes”. En ocasiones, pese a todo, vencen los principios. En otras muchas ocasiones, la duda, la incertidumbre, el posible perjuicio, o incluso emociones tales como la pereza o el desánimo, pueden más y la balanza cae de ese otro lado.
En otras palabras, “ser coherente” no es nada fácil, digamos lo que digamos. En cambio, coherencia también significa “cohesión”. Cuando queremos ser coherentes, estamos principalmente en el reino de la mente, con su dualidad, frío o calor, bueno o malo, positivo o negativo… Y por eso puedes sentirte impelido a actuar de una manera contraria a tus convicciones. Pero hay una coherencia más profunda, una cohesión o fuerza de atracción que nos une a la Vida, a lo que somos. Cuando uno reside en este lugar, cuando uno genera cada día más y más cohesión con la propia esencia, la balanza desaparece: deja de haber dualidad, y sólo existe “la acción que ha de hacerse, la decisión que debe tomarse”. La auténtica coherencia siempre va en dirección de la vida.
Historia
A un maestro le preguntaron en una ocasión: “¿Cómo te sientes?”
A lo que el maestro contestó: “Como alguien que se ha levantado por la mañana y no sabe si por la tarde estará muerto”.
“Pero esa es la situación de todos los seres”, replicó el otro.
“Sí –respondió el maestro–, pero ¿cuántos de ellos lo sienten?”
Prácticas
Coherencia o Cohesión
Para esta etapa del Camino del Corazón te planteo dos prácticas adicionales. La primera, es hacer la meditación de “Generar Coherencia”, por la mañana y por la noche, al despertar y antes de irte a dormir, al menos durante 7 días, como una forma de experimentar lo que sucede en ti y en tu cuerpo cuando te nutres continuamente de coherencia.
La otra práctica es sencilla: revisar mentalmente las actividades y acciones del día que termina. Esto puedes hacerlo justo antes de la meditación de “Generar Coherencia”. Si lo haces después, es posible que tu mente quede más activa y no descanses bien.
Revisa cada actividad y cada acción, desde el instante en que te levantaste de la cama, hasta ese instante en que haces el repaso. Lo que has de buscar es simple: ¿en qué momentos he sido coherente? y ¿en qué momentos no lo he sido?
Lo que nos interesa es ver en cuántas ocasiones hemos sido conscientes del dilema. No tanto si fuimos o no coherentes, sino si advertimos la lucha interna, la balanza… Y con el paso de los días, y el generar coherencia en nosotros, si de pronto advertimos cómo hay acciones o decisiones de nuestro día que no podían ser de otra manera, momentos en los que sólo cabía una posibilidad.
“Deja de medir tus días por el grado de productividad y empieza a experimentarlos por el grado de Presencia” – Ram Dass