Etapa de Disolución

SEMANA 7

Etapa de Disolución

“Tienes que morir unas pocas veces antes de que puedas vivir realmente” – Charles Bukowski

En una disolución, un elemento se funde o se diluye en otro. También ocurre cuando se rompen los lazos o vínculos entre dos cosas. Ambas definiciones se incluyen en la Etapa de Disolución o Muerte: el ser humano rompe los lazos que le unen con su vehículo de la existencia (el cuerpo) y se funde con la vida, de vuelta a su esencia (siguiente fase o etapa de Renacimiento).

Pero como veíamos en la etapa anterior, durante nuestra vida afrontamos multitud de muertes y disoluciones. Incluso podemos considerar el sueño como una pequeña muerte, pues al despertar tenemos ante nosotros la posibilidad de renacer y reinventarnos cada mañana.

La diferencia está en que durante el Camino del Corazón vamos a abrazar este proceso conscientemente. Durante esta fase nos vamos a entregar al proceso de morir: soltar lo que nos sobra.

La palabra clave aquí es “liberar”. Tanto en el Renacer Físico, como en el Emocional o en el Mental, al llegar a este punto, emprenderemos la tarea de desprendernos de lo que nos sobra: de toda carga, de todo peso y dolor; de soltar lo insustancial y lo superficial; de dejar atrás lo que no es permanente y real.



Enseñanza

La cultura occidental ha hecho de la competencia un valor humano, un valor vital incluso. Pero la vida no se creó con luchas y combates, sino que prospera a través de la cooperación. Esto es fácilmente visible en tu cuerpo, donde cooperan casi 40 billones de bacterias, o donde 30 billones de células desarrollan complejas actividades para proveerte de energía o movilidad, crear hueso, digerir o pensar.

Este problema no sólo es externo, sino que se acrecienta cuando lo miras desde una óptica interna. El hecho de considerarnos separados del resto de seres es una de las principales fuentes de sufrimiento, y quizá la causa número 1 de la destrucción del planeta o el acto de la guerra, por citar sólo unas pocas.

El gran maestro chino Lao Tsé dijo lo siguiente: “La conciencia sutil del universo no ha de considerarse como un logro. Pensar en términos de logro es colocarla fuera de tu propia naturaleza. Esto es erróneo y engañoso. Tu naturaleza y la naturaleza entera del universo son la misma cosa: indescriptible, pero eternamente presente. Ábrete simplemente a esto”.

De esta enseñanza que desarrollaremos ampliamente durante el Camino del Corazón, extraemos ahora dos simples apuntes:

  1.  Tu esencia, tu naturaleza espiritual, no es algo por lo que tengas que competir; no es algo que alcanzar antes que los demás; no es algo por lo que tengas que luchar o esforzarte desesperadamente por conseguir; no es algo que los demás tengan y tú no. Es lo que eres. De ahí que lo llamemos “recordar” o “despertar”.
  2. Morir es simplemente un paso hacia otro estado, una transformación que se refiere exclusivamente a lo que no es permanente: tu cuerpo puede morir; tu manera de pensar puede morir; tus hábitos pueden morir. Lo que eres, el Ser, no puede morir.


Prácticas

1- El Árbol Próspero

Basada en una enseñanza de Colette Aboulkar, esta práctica se recomienda como una meditación de ayuda en el proceso del cáncer, pues su principal función es “generar orden interno“, uno de los aspectos de esta enfermedad, en la que las células se desarrollan y propagan sin control. Para ello, vamos a adoptar una postura “sentada”, ya sea en silla o en suelo.

Conclusiones – Anexo

Para comprender un poco más esta práctica, comparto contigo algunas conclusiones. Por supuesto, cada vez que la hacemos, se pueden extraer nuevas revelaciones sobre ella.

Lo primero es una especie de axioma que dice “la vida es la que sostiene la vida”, o lo que es lo mismo, “nada muere en realidad”. La vida siempre prospera. Así, cuando nuestros actos y lo que expresamos al mundo está imbuido desde la profundidad de la vida, y en conexión con ella, siempre prosperaremos. También es interesante notar que, al morir, el árbol sigue nutriendo la vida (a los insectos, a la Tierra…).

2- Manos de Luz

Colócate en una postura “sentada” para esta meditación en la que vamos a trabajar íntimamente con la Tierra y con el Sol.

3- Puerta al Cosmos

Esta meditación la puedes realizar en postura “sentada” o “tumbada”. Recomiendo hacerla por primera vez de esta última forma. En esencia es una práctica de limpieza y purificación. Para ello vamos a trabajar con la energía del vacío. Tal y como dice la ciencia, en este caso el reconocido científico Rychard Feynman: “En un metro cúbico de espacio vacío hay la suficiente energía para poner en ebullición todos los océanos del mundo”. E incluso, se añade “la energía para crear el universo conocido”.

Otro aspecto que vamos a explorar es el contacto con la creación. De acuerdo con la famosa experiencia de física cuántica en la que se observó que “cuando dos objetos entran en contacto, siguen en contacto por toda la eternidad”, nosotros seguimos en contacto con nuestro origen. Nuestra esencia está conectada con toda la creación, con lo divino, si se quiere; y nuestro cuerpo, que procede del cosmos, sigue de igual manera en contacto con el cosmos.



La clave está en vivir completamente. Traer cada instante a su eternidad  Colette Aboulkar

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